
Tanto en España como en Italia, el cine representa un porcentaje nada desdeñable del PIB.
La cinematografía es una industria y una economía compuesta por muchos segmentos, quisimos atraer a la mayor cantidad de gremios posibles.
Todo lo que concierne al visionado clásico del cine está parado. Todo aquello que constituye un trasvase de la gran pantalla a una doméstica, parece imparable, pero ¿a qué coste?
Los productos producidos para las salas de cine, deben dejar de serlo por ahora, al menos sólo para “los cines” entendidos como cubículos aislados y con disposición de sillas adyacentes unas de otras. Los nuevos espacios necesitan rediseñarse.
De igual manera, la regeneración pasa por realizar test al equipo de producción, garantizar escenarios de rodaje en espacios abiertos y la inexistencia de procesos de socialización, por lo menos tal y como lo contemplábamos antes de la Pandemia del s21.
CRISTINA CUESTA GARCÍA
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